Es ley de vida que los hijos acaben abandonando el hogar familiar para tener independencia. Pero, con frecuencia, los padres se encuentran preguntándose cómo actuar cuando un hijo se va de casa una vez que lo hacen.
No se pueden anticipar sentimientos y sensaciones, ni siquiera cuando ya han sido otros los hijos que han abandonado el hogar familiar. Con cada marcha se produce un reajuste de rutinas y una reconfiguración de relaciones personales, pero la última se puede hacer más cuesta arriba que las demás. Padres y madres se enfrentarán a un vacío evidente que puede tener diferentes efectos. Y, en caso de que no tengan pareja, afrontarán también la sensación de soledad.
Qué hacer cuando tu hijo se va de casa: ¡los mejores consejos!
Si te preguntas qué hacer cuando tu hijo se va de casa es porque necesitas unos consejos prácticos para asumir su marcha. Todos se pueden resumir en la siguiente premisa: trabaja en ti y en aquello que te hace sentir bien.
1. Recupera tus espacios
El domicilio familiar siempre será el hogar de tus hijos. Te gustará saber que ellos siguen viendo tu casa como la suya, un lugar en el que sentirse cómodos y en el que encontrar apoyo y calidez. Pero, al margen de lo que un hogar represente en cuanto a sentimientos, tu vivienda es un espacio físico que te pertenece y que tienes derecho a utilizar como quieras. De hecho, los cambios te pueden servir a modo de terapia de choque.
Lo primero es despejar la zona. No veas su vieja habitación como un santuario de recuerdos, pues quedar atrapado en la nostalgia no te hará bien. La habitación puede ser el escenario perfecto para tus nuevos hábitos de vida saludable (montando un pequeño gimnasio) o aficiones (un lugar para pintar, una biblioteca, etc.).
No tienes que deshacerte de sus enseres, pues ellos representarán recuerdos de la adolescencia y la niñez que querrán conservar. MonkieBox te lo pone muy fácil: compra tus cajas, llénalas con aquello que no vas a necesitar, aguarda a que las recojan para almacenarlas y recupéralas cuando quieras. Tan fácil y tan económico, pues el servicio parte de los 3 euros.
2. Las nuevas rutinas
Los hijos se consideran una bendición, al menos en la mayoría de los casos, pero también demandan atenciones, tiempo y esfuerzo que antes eran exclusivamente personales. Hay que tener en cuenta que irse de casa de los padres es algo cada vez más tardío: según el Instituto Nacional de Estadística, la edad para independizarse en la actualidad está entre los 30 y los 34 años.
Son muchos los años en los que has debido renunciar a hábitos y aficiones exclusivamente personales por ellos, así que es el momento de retomarlas. No se trata solo de llenar el vacío que ha podido dejar su marcha, sino de entender que siempre es buen momento para aprender, retomar e ilusionarse con cosas nuevas.
3. Comunicación fluida, pero prudente
Es uno de los puntos críticos, aunque todo depende de la personalidad de padres e hijos y de cómo fuera la relación antes de la marcha. No hay una regla básica, así que debe primar el sentido común.
Los expertos señalan que es contraproducente querer llamar a todas horas para llenar el vacío o aliviar la incertidumbre de no saber cómo estarán. Tampoco es conveniente practicar la autocompasión y hacerles sentir culpables porque no visiten tanto como te gustaría el hogar familiar.
Al mismo tiempo, no hay por qué salir de sus vidas por pensar que se les molesta por una simple llamada. Hazte presente. Una buena idea es intentar asentar unas reglas coherentes, por ejemplo, un día a la semana para tomar café. Pero no te olvides de ti. Las nuevas reglas también deben servirte para poner límites: no tienes obligación de dispensar tapers, hacer coladas ni planchar la ropa.
4. Cuida tus relaciones
Cuidar la relación de pareja siempre debe ser una prioridad. Sin embargo, como la otra persona suele demandar menos que los hijos, la relación puede quedar en un segundo plano. Es momento de recuperarla.
Tener más espacio y más tiempo libre también puede implicar abrirse a otras personas. Es momento de recuperar un contacto más continuo con familiares y amigos con los que te gusta compartir, o de ampliar el círculo social.
5. Prepara una posible vuelta
La vida da muchas vueltas, como se suele decir, y la pareja o el trabajo que motivaron y facilitaron la independencia del hijo pueden no estar el día de mañana. Los trabajos se pierden, las parejas rompen, pero la certeza del domicilio familiar siempre estará mientras vivan los padres.
Si los hijos vuelven a casa, podrían necesitar algunos enseres que tú almacenaste en otro lugar para ganar espacio. Con MonkieBox es muy fácil recuperar tus cajas.
También es posible que no se trate de una vuelta, si no de visitas más o menos frecuentes que abarcan varios días. Son habituales cuando el hijo que se ha ido ha cambiado de ciudad o pueblo y, al volver al suyo, se queda en la casa de sus padres.
En ese caso, es aconsejable distribuir el espacio de las habitaciones para disponer del tuyo propio y, a la vez, seguir proporcionándole uno. Almacena artículos que no se vayan a usar y haz cambios.
6. ¿Y alquilar la habitación?
En el extremo opuesto al de preparar una posible vuelta, están los padres que deciden aprovechar para alquilar la habitación. Si vives en una ciudad grande y con mucho trasiego de personas que van y vienen por trabajo o por turismo, te puede compensar. Es una nueva ocupación que llenará tiempo libre y, mientras tengas inquilinos, también te dará compañía. Eso sí, tiene contras que debes estudiar.
En ese caso, también será útil recurrir a servicios de almacenaje cómodos para despejar la habitación y procurar una estancia cómoda de los nuevos inquilinos.
Saber cómo actuar cuando tu hijo se va de casa está más enfocado a lo emocional. En ese plano, desde MonkieBox solo podemos recopilar algunos consejos útiles, pero puedes contar con nosotros al 100 % para recuperar tus espacios en casa. Almacena artículos que no se usen y convierte las habitaciones vacías en los escenarios de tu nueva vida.